El déficit de
atención o la hiperactividad son los diagnósticos mas extendidos en la
educación infantil. Lo que hoy quiero mostraros son algunos síntomas asociados
a estas patologías, que pueden ser de ayuda a la hora de tomar la decisión de
acudir a un especialista.
¿Es mi hijo inquieto
o hiperactivo?
Esta pregunta se la
hacen cada vez mas padres, cuando detectan que la energía de los hijos les
consumen. A veces el problema no es del niño en sí, pero no está demás detectar
las situaciones recurrentes que son base de estudio.
El TDAH son las
siglas que sustantivan un problema diagnosticado por un profesional y que corresponde a un trastorno por déficit de atención o hiperactividad. Este
diagnóstico abarca varios tipos de déficit en distintos grados.
Para detectar un
posible trastorno o déficit hay que evaluar el comportamiento del menor ante la
falta de atención o la impasibilidad, como por ejemplo cuando se le niega algo
que desea o se le pide que preste atención a lo que hace.
Lo normal en
cualquier niño, es que pase por etapas de distinto nivel psicológico, por lo
que no debemos preocuparnos ante hechos como pataletas o enfados que son
comunes en todos los pequeños. Solo debemos preocuparnos si alguna de estas
reacciones comienza a ser un problema.
Síntomas evidentes.
El niño presenta un
patrón de conducta que consiste en realizar movimientos casi espasmódicos con
las extremidades, sencillamente son incapaces de estar quietos y sentados al
mismo tiempo.
Estos niños, suelen
levantarse de sus asientos, en lugares donde se espera que permanezcan sentados
y atentos, como en un cine o en clase. De hecho si se les pide que se mantengan
atentos o concentrados en la actividad, puede surgir alguna que otra pataleta.
Otro signo, es que
el niño muestra dificultades para jugar o realizar actividades tranquilas, como
colorear o hacer un puzzle.
Otro síntoma, es la
impulsividad. Una muestra de ello, es que suelen responder antes de
finalizarles una pregunta. Suelen responder a los estímulos de un modo mas
profundo que el resto de sus amigos o hermanos.
Si algunos de estos
síntomas es presentado por alguno de sus hijos de manera constante, no estaría
demás que un profesional evaluase la conducta a fin de poner el remedio mas
eficaz.
Les recuerdo que
esto es un artículo informativo y que en ningún caso debe sustituir a la opinión
de un profesional.
Como siempre, me
despido esperando haber sido de ayuda.
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